El Alt Camp también es campesinado, cooperativismo y amor a la tierra, ¡una comarca rural de pura cepa!
Durante años, la agricultura ha sido la principal fuente económica de la comarca, siendo el viñedo uno de los cultivos más extendidos. Sin embargo, la vida de los viticultores no era siempre sencilla ni la cosecha era siempre suficiente, especialmente después de la plaga de la filoxera que arrasó con el viñedo a finales del siglo XIX. Esto lleva a los habitantes de Nulles a tomar la decisión de juntar recursos y conocimientos y crear el sindicato de San Isidro. Lo tenían muy claro: ¡la unión hace la fuerza!
El siguiente paso era levantar una bodega… una bodega del pueblo y por el pueblo. En 1917 se empieza a construir el edificio. El diseño fue encargado a Cèsar Martinell, discípulo de Antoni Gaudí; lo que indicaba que esa bodega sería otra muestra del legado modernista de la comarca. Martinell lo tenía muy claro, buscaba un edificio funcional, pero que al mismo tiempo captara la esencia del entorno rural, con una estética coherente con Nulles y sus campos. Esta realidad puede apreciarse, por ejemplo, en el uso de cal y arcilla, materiales propios de la zona.
En 1920 se llenan por primera vez las tinas de un monumento que era fruto de un esfuerzo colectivo, como muchos otros monumentos de la comarca. ¡La majestuosidad de estos edificios llevaron a Àngel Guimerà a describirlos como «catedrales del vino»!
La bodega sigue hoy operativa, bajo el nombre de Adernats, trabajando principalmente las variedades blancas autóctonas de la zona: el Macabeo, el Xarel·lo y el Moscatel. Además, se ofrecen una serie de visitas, catas y experiencias enoturísticas que te harán abrir en la comarca a través del paladar. Sin lugar a dudas, ¡un imprescindible!
