Bràfim es un pueblo agrícola relacionado con el mundo del vino y, actualmente, también con las cerezas. La importancia del cultivo de la viña permitió que Bràfim, en el siglo XVII, pudiera edificar la iglesia parroquial de Sant Jaume y dotarla de, al menos, tres joyas: la cama de la Virgen María de Agosto, construida en 1715 por el notable escultor barroco Isidre Espinal, de Sarral; el órgano barroco de 1730 que, a pesar de que necesita una buena restauración, es único en la comarca, y el majestuoso retablo mayor, del siglo XVIII, de autor desconocido, pero que se sabe que fue dorado por el artesano Joan Guasch, de Valls, entre 1794 y 1797.
El arquitecto Cèsar Martinell proyectó el edificio del Ayuntamiento y lo dotó de una notable fachada de estilo novecentista. Os recomendamos que paseéis por el pueblo y que visitéis Cal Garriga.
En la cima del cerro de Puig-rodó, a tocar del pueblo – podéis ir paseando-, encontraréis el Santuario de Loreto (s. XIX) en medio de un entorno natural ajardinado donde destaca una fuente diseñada por el escultor Josep Maria Jujol. En el interior del Santuario se conserva la imagen de la Virgen María del Loreto, en su camarín. A primeros de junio, en el Loreto, se celebra una de las romerías más antiguas de la comarca y la Feria de la Cereza.
Los amantes del buen vermut, también podéis visitar y hacer una cata en el Museo Vermouth Padró & Co para acabar de redondear la experiencia en Bràfim.